domingo, 15 de marzo de 2009

Quiero dedicarselo a mi mamá, a mi papá y a todos los que me están mirando...

Por algunas razones técnicas, que quedense tranquilos no voy a aburrir detallando, estuve ausente unos cinco o seis días. Cuando regresé y abrí el blog para leer los comentarios, me lleve una gratísima sorpresa proveniente de un rinconcito de éste formidable mundo virtual.
Any, la eterna navegante de San Ignacio, tuvo la hermosa amabilidad de entregarme un dulce premio.
El reconocimiento "Palabras como Rosas", tal como lo indica su "reglamento", debe ser entregado a aquellos blogs que se consideren gestores de la palabra en todas sus formas y debe mostrarse y compartirse incluyendo el link de quien lo entregó, y no olvidar avisar a quienes les sea concedido.
Debo reconocer, que cuando comenzé a escribir en este cuadrado blanco, no tenía otro fin más que divertirme y pasar el rato, pero con el correr de los días -y cada vez que publicaba algo nuevo- me fui dando cuenta de que mis palabras de una forma u otra le llegaban a algunas personas, como las letras de ustedes llegan a mi.
Hoy, tras este premio que viajó desde http://remandoensanignacio.blogspot.com, me dan más ganas de escribir y de contar retazos de mi vida que si bien en algun momento pensé que a nadie le iba a importar, hoy me doy cuenta de que por lo menos a una persona le interesa... Muchas gracias Any y prometo entregarlo tal cual lo estipulado...
Me voy unos días para Argentina y cuando vuelva voy a portarme bien y a compartir las "Palabras como Rosas" con otros blogs que bien valen la pena visitar...
Saludos a todos y Gracias Any nuevamente!

"A proposito de premios basta saber que Mozart jamás ganó uno solo..."
(Tomilson, escritor británico)

sábado, 7 de marzo de 2009

Zzzzzz...

Me tocó trabajar de noche. Que sensación extraña es la que se produce momentos antes del amanecer. Más allá de que sea verano, el frío se hace sentir. Dicen que el instante más oscuro de la noche se produce algunos minutos antes de que empiece a despuntar el Sol. Los ojos comienzan a arder y Morfeo, amo y señor de los sueños, te empuja suavemente a sus dominios.
Me gusta la noche. Tiene un encanto especial. Los edificios grises, las calles completamente vacías, el sonido de las hojas meciéndose con el viento, los ladridos lejanos de los perros y la siempre impertinente alarma de algún automóvil que resuena en el casi místico y oscuro silencio.
Pocos son los que se atreven a ir en contra del dios de los sueños. Algunos jóvenes serpentean con botellas o cajas de vino en sus manos. Otros se matan a besos en el rincón más invisible. 
-Poca gente, pienso mientras me sebo otro mate. 
-Es que los fines de semana nadie sale, salvo los gurises que se van a la Ciudad Vieja, me responde el único cliente haciéndome dar cuenta que mis pensamientos encontraron una grieta en mi boca.
Me estoy durmiendo... los parpados pesan más que de costumbre. Me equivoco una y otra vez al escribir estas palabras y siento que los dedos se mueven sin sentido. 
-No se ni lo que estoy escribiendo, digo para mis adentros, ahora seguro de que mis labios no se movieron.
La tinta arrojada por el enorme calamar ya se está disipando y los primeros rayos de Sol quieren entrar por el enorme ventanal... Todavía me queda una hora y media para estar detrás de esta computadora. 
Tengo que aguantar un poco más... mi cama me espera... 
El último cliente ya se fue. Quedé nuevamente solo. Discúlpenme pero voy a aprovechar éste momento... chau, me voy a dar una vuelta con Morfeo... zzzzzzzzzzz

"Arriba haragán, no desperdicies la vida... ya dormirás bastante en la sepultura".
(Benjamin Franklin, científico e inventor estadounidense)
 

martes, 3 de marzo de 2009

¿Puede el Sol ser amigo de la Luna?

Siguiendo los consejos de algunos de ustedes finalmente me animé y le dije a mi ex: "ché, estaría bueno que fuera el sábado por ahí, así estamos los tres juntos, la nena pasa bien y nosotros nos comemos un buen asado".
La respuesta fue la que esperada: "venite, dale, estaría bueno. Vos comprá la carne porque por acá no hay carnicería". 
Pero las cosas no salieron tal cual lo planeado... no pude faltar al trabajo y me quedé solo en el intento de una "reunión familiar".
Pero saben qué? no me puse mal y eso no se si es buen síntoma. 
Soy una persona que se cansa rápido de esperar. Que si el ómnibus demora más de 10 minutos se va caminando sin importar cual sea la distancia. No estoy mal estando solo y tengo más amigos que antes. ¿Creen en la amistad entre el hombre y la mujer? yo si.
Mi mejor amiga hoy por hoy es una mujer. La quiero pila y doy fe de que ella me quiere a mi. Me lo demuestra cada vez que presta sus oídos para depositar mis lágrimas, cada vez que abre su boca para consolarme y alentarme a salir adelante.
Y crean que es amistad. No hay otra cosa en medio. La necesito a mi lado, es cierto, pero la necesito como un paciente necesita a su sicólogo. No más.
Se que yo también le hago bien. Ella tiene sus problemas y yo también hago las veces de depósito de lágrimas.
Creo que la amistad va más allá de géneros, de razas, religiones o afinidades políticas, culturales o sociales. 
Cuando la amistad es pura es hermosa. Cuando no está manchada es perfecta. Soy de los que creen que cuando uno conoce a una persona ya sabe cual va a ser el futuro de ese encuentro. Con solo verla sabés si el camino va a ser amoroso o amistoso. Con ella tomamos el camino de la amistad, y la verdad que no es facil. Nadie cree que "no pasa nada". Ni siquiera mi ex, claro. 
Es que estar juntos hasta altas horas de la madrugada, salir juntos a todos lados, reírnos como locos y hacernos el aguante en nuestros respectivos trabajos, es algo que los amigos no pueden hacer? es necesario estar en pareja o enamorados para hacer ese tipo de cosas?
Hoy perdí un amor pero gané varios amigos y amigas. Una en especial.
No es hermosa la amistad? como no la valoramos! me di cuenta de que a veces tenemos grandes personas a nuestro alrededor y las ignoramos porque estamos cegados con un único ser que nos parece maravilloso, -que puede serlo-, pero es uno solo!!
El otro día no pude ir para afuera con mi ex mujer y mi bebé (sigue siendo mi bebé aunque tiene 4 años). Pero saben qué?... me dolió únicamente por mi hija, ya que pasé horas y horas bajo un árbol conversando sobre murgas, parodistas y candombe con mi nueva amiga, y a decir verdad, ni me acordé de mi ex. 
Estará mal?, yo creo que no. 
Creo que simplemente me estoy dando cuenta de que lo mío es un capricho. No sé... el tiempo hablará.

"¡Qué raro y maravilloso es ese fugaz instante en el que nos damos cuenta de que hemos descubierto un amigo!".
(William Rostler, escritor estadounidense)


jueves, 26 de febrero de 2009

Al final del camino, el abismo


Por las noches trabajo pegadito a un geriátrico. El contraste es increíble. En el cyber decenas de niños corren, juegan, gritan y discuten por la manera desleal de matar en el Call of Duty o por cuantos level subieron en tan solo una semana en el Tibia. Cerca de las nueve, diez de la noche llegan los padres y se terminó la diversión. Cada uno para su casa.
En la casa de al lado la cosa es distinta. En la tardecita los viejitos salen a disfrutar de la sombra que les brinda la enorme parra que cubre el patio y cerca de las nueve, diez de la noche ya están durmiendo en solitario.
Ayer por primera vez, -confieso que no hace mucho que estoy trabajando en este lugar-, vi como se realizaba el ingreso de un abuelo. Que doloroso. Que momento feo y triste.
El auto se detuvo en la calle, frente al futuro hogar del hombre que con la cara más arrugada que nunca miraba por la ventanilla.
Una mujer rubia, -no podía ser de otra manera-, salió a recibirlos con una sonrisa de oreja a oreja. Les sugirió que subieran la vereda y estacionaran en la entrada misma del local.
El primero en bajar fue un hombre morocho, de gran porte y de ojos vidriosos que era justamente quien conducía el automóvil.
Casi al unísono el anciano abrió la puerta de su lado y amagó a bajar a toda prisa con una falsa expectativa y un todavía más falso apuro.
Las dos mujeres que viajaban en la parte trasera lo tomaron por el hombro y lo detuvieron. El viejito obedeció.
El morocho grandote, supongo que el hijo del anciano, lo ayudó a descender tomándolo por el antebrazo. 
Las mujeres descendieron lentamente. Una de ellas tenía lentes oscuros apesar de que ya eran las 10 de la noche. La otra, más entrada en años, tenía los ojos rojos y tragaba saliva sin parar en un claro gesto de contener las lágrimas que amenazaban a salir a borbollones. 
Los cuatro caminaron hacia el portón con la intención de entrar pero fueron detenidos por la mano de la mujer rubia. "Sólo él. Ya está grande como para que lo acompañen", dijo guiñando el ojo. Aquel momento me hizo acordar al primer día de jardín de mi hija. La maestra, tal vez más precavida que la responsable del hogar para ancianos, me había dicho que lo mejor era dejarla sola a la hora de la entrada. Que la acompañáramos hasta la puerta y la despidiéramos allí. "Para ellos es mejor. Entienden que ustedes se van y que ella se tiene que quedar. No son buenas las despedidas largas. Sólo incrementan esa pequeñita angustia de dejarlos a ustedes", nos comentó en aquel momento a mi mujer y a mi.
Esto era muy similar. La enfermera también tomó por la mano al anciano como la maestra de mi hija la tomó aquel día.
Lentamente caminaron por el pasillo debajo de la parra. La reacción del anciano fue también idéntica a la de mi nena. Miró por encima de sus hombros y se largó a llorar desconsoladamente. 
Lamentablemente, y vaya uno a saber porqué, ni el hombre ni las dos mujeres tuvieron la reacción que tuvimos aquel día mi esposa y yo. Salimos corriendo hacia ella, la abrazamos, la levantamos en los brazos y le dijimos a la maestra... "bueno..., puede empezar mañana, ahora nos vamos a la placita". 

"Cuando la vejez te llega, no es que vuelves a la infancia, es que moderas el paso y al fin la niñez te alcanza".
(José Bergamín Gutierrez, poeta y dramaturgo madrileño)

domingo, 22 de febrero de 2009

Con todo el peso del amor sobre los hombros


Algo salió mal. Estoy seguro que algo salió mal. Me siento un "emo", eso es una clara señal de que algo salió mal. Ando medio bajoneado. Supongo que serán estos días grises que tiran para abajo con una fuerza casi sobrenatural.
Puede ser también la bronca y el dolor que siento. Mi ex mujer, -persona a la que confieso amo con el alma-, se va unos días para afuera a la casa que compartimos por al menos 15 días de los últimos siete veranos. Esta vez no va conmigo. Va sola con mi hija.
No es envidia, no es egoísmo, no es odio. Simplemente es dolor. 
Acá me quedaré, tras éste mostrador esperando que suene el teléfono para saber como les está yendo allá afuera. 
Supongo que ella me va a extrañar mucho más de lo que yo voy a extrañarla a ella, al menos eso es lo que quiero pensar.
Cuando vaya a hacer el asado y yo no esté para quemarlo o dejarlo crudo. Cuando tenga que matar las arañas que me dejaban petrificado mientras ella se reía a carcajadas. Cuando camine hasta la playa sin sonreir porque yo no esté para tropezarme o resbalar con las piedras sueltas en el camino. (A ustedes les cuento que muchas veces fingí tropezar solo para hacerla reír). 
Cuando llegue la noche y quiera mirar las estrellas pero no se anime porque yo no la voy a estar abrazando.
Se que me va a llamar a cada rato. Se que me ama tanto como yo a ella. La vida tiene esas cosas. A veces las piezas son de muy buena calidad pero el pegamento que las une no es bueno. 
Ya recomenzamos tantas veces, que como no voy a tener la esperanza de que haya un nuevo intento?!
Mañana me sentiré más solo que nunca, pero como buen idiota enamorado estaré esperando que suene el teléfono y que su voz al otro lado de la línea diga "no querés venir? aunque sea por un día podrías venir. Por nuestra hija, -claro-, no por mi"...

"El amor es como la mayonesa, cuando se corta hay que tirar todo a la basura y empezar de nuevo".
(Enrique Jardiel Poncela, dramaturgo español)

viernes, 20 de febrero de 2009

Tic-tac, tic-tac, tic-tac...


Miro por la ventana y veo como llueve... el viento dobla a los árboles más pequeños mientras los grandes intentan bloquearlo con las ramas más altas.
No hay nadie... nuevamente la ciudad quedó vacía. La gente se refugia en sus hogares mientras yo hago como que trabajo, ya que justamente por las inclemencias del tiempo nadie se acerca al local.
El calor es sofocante. Las gotas de sudor provocadas por la humedad corren por mis piernas y mi espalda. Este clima es propicio para pensar. El problema es que nunca pensas nada positivo. La humedad, el calor y la lluvia se unen para bajonearte.
Cada gota que cae me recuerda a cada segundo de mi vida. Caen y se pierden en el asfalto. Algunas caen sobre el cesped tornándolo verde y saludable, pero otras caen en el cemento desapareciendo sin cumplir ninguna función útil. Así son los segundos de mi vida... algunos productivos otros simplemente segundos.
Me considero una persona jóven. Tengo treinta y pocos. Las canas que se asoman en mi sien me miran de reojo como diciendo "jóven?. Veterano..." pero no les hago caso.
Cuando miro el reloj y veo que pasaron varios minutos pienso en cuantos litros de agua habrán caido desde que empezé a escribir esto.
No muchos. Ya está empezando a "aflojar". 
La brisa que entra por la puerta no alcanza para refrescarme. Me hace falta un ventilador. Los segundos siguen pasando mientras que la lluvia es cada vez más suave.
Que hice de bueno? qué hice de malo? como estará la balanza de mi vida?
Cada segundo cuenta. Cada segundo de prosperidad es beneficioso. Cada segundo perdido es totalmente improductivo. Como estará el balance de mi vida? 
Estoy en medio del mar. Ya nadé hasta la mitad del oceano. De ahora en más es salida. Es acercarme a la otra orilla. 
Me dará el tiempo para recuperar los segundos improductivos? El reloj hablará en su momento. Afuera ya no cae ni una sóla gota. Acá, -bajo techo-, los segundos siguen pasando.

"No malgastes el tiempo, pues de ese material está hecha la vida".
(Benjamin Franklin, científico e inventor estadounidense)

martes, 17 de febrero de 2009

Retacón, narigón y muy avergonzado


Tengo 21 años, soy alto, rubio, ojos azules y bastante musculoso ya que paso horas en el gimnasio...
Porqué será que somos tan mentirosos?
Hoy llegó a su fin una mentira que como la malloría nació con las patas cortas. No suelo mentir más de lo estrictamente necesario, pero eso aveces es demasiado. Mentí, mentí para cubrirme, para "zafar" y fui descubierto... esas cosas pasan, verdad?
No importa que fue lo que pasó, es algo personal que no voy a estar develando como si se tratara de una mala película hollywoodense.
Hoy mentí y como siempre me arrepentí.
Lo cierto es que las mentiras tienen patas cortas y sin embargo mentimos practicamente a diario. Aveces pienso que la frase "mentiras piadosas" es en sí misma una gran mentira.
Me parece que el misterio de la mentira está en el miedo. Mentimos por temor. 
Temor al rechazo, temor a quedar mal, temor a que nuestro jefe se enoje si le decimos que queremos faltar y que estamos con muy buena salud. Temor, temor y más temor.
Somos mentirosos por naturaleza. El que diga que no miente casi a diario es un rotundo mentiroso.
Aveces no pensamos en como va a terminar ese engaño. Nunca termina bien, salvo que no sea descubierto jamás, algo casi imposible de que suceda.
Y después viene la calesita. Si mentimos una vez y somos descubiertos, tapamos ese "error" con otra mentira y a su vez con otra y otra y otra más.
Creo que si la historia de Pinocho fuera cierta, hoy no podriamos caminar por la calle porque nos chocariamos las narices todo el tiempo. 
Hoy mentí y como siempre me arrepentí.
Espero algun día tener el valor de enfrentar los miedos y dejar de hacerlo. Si te enojás, jodete. Si te molesta mi sinceridad, tapate los oidos y borrate, por no entenderme. Pero no, hoy volví a mentir y volví a arrepentirme.
Es cuestión de humanidad. Si nuestros antepasados no hubieran mentido nunca, estoy seguro que hoy por hoy seriamos personas mucho más sensatas y no tendriamos tantos problemas. Estariamos acostumbrados a la sinceridad como hoy estamos acostumbrados a la mentira y el engaño. 
Por acá voy dejando, hoy no tengo ganas de escribir. Tengo la resaca que llega cada vez que lastimamos a una persona que queremos.
Hoy mentí y como siempre me arrepentí.

"El que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de la primera".
(Alexander Pope, poeta inglés)